Yo soy del clan de la cicatriz: secretos y perspectiva de género

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Cuenta Clarissa Pinkola en su libro Mujeres que corren con lobos, que “cuando un secreto no se cuenta a nadie, el dolor persiste durante toda la vida, nos dice también, que la ocultación de los secretos constituye un obstáculo para la natural higiene autocurativa de la psique y del espíritu. Por eso, concluye, que esta es otra razón para que contemos nuestros secretos.

Y nos lo dice sobre todo a nosotras, las mujeres, nos dice que contarlos y sufrir por su causa nos ayudará a resucitar de la zona muerta y nos permitirá dejar a nuestra espalda el culto mortuorio de los secretos. ¿Sufriremos?, sí, podemos sufrir con todas nuestras fuerzas y salir de la experiencia con el rostro surcado de lágrimas y no por la vergüenza. Podremos salir de esa experiencia con un sentimiento más profundo, plenamente reconocidas y rebosantes de nueva vida”.

Confieso que no pensaba escribir sobre esto esta semana pero algo todavía no muy consciente ha hecho que esto se haga figura como decimos en Gestalt, y pase a un primer plano.

Soy consciente que no está de moda, que eso de decir que no somos felices o que no nos va tan bien como nos gustaría, no es chic. Casi me atrevo a decir, que las personas que nos preguntan no quieren de verdad escucharlo, prefieren un falso pero cómodo: bien, me va todo bien.

Pero a veces, tenemos que levantar la voz y gritar TODO lo que no nos va tan bien. No somos menos, ni menos válidas, ni menos estupendas, ni menos interesantes, tan sólo seremos más sinceras. Porque ¿sabes lo que pasa si nos guardamos todo en ese baúl que las mujeres tenemos tan lleno? (lleno de tristezas, de enfados no mostrados, de deseos no satisfechos, de necesidades ocultas…), pues que no nos deja vivir plenamente. Pasará como dice Clarissa Pinkola que seguiremos habitando la zona muerta surcada por la vergüenza y por el miedo.

Yo he pasado por ello y sigo transitando el camino no creas. No es sencillo, a veces se sufre, pero también resulta muy liberador. Porque ¿a quién quiero engañar no siendo sincera con lo que siento, con lo que deseo, con lo que me hace sufrir?, pues sobre todo a mi misma. Darnos cuenta, reconocernos del clan de la cicatriz, compartir en confianza nuestros secretos, aquello que anhelamos o aquello que nos pone tristes, es liberador, nos empodera, y sobre todo, nos pone en disposición de AVANZAR hacia una vida mucho más plena.

Coaching emocional con perspectiva de género para tomar las riendas de nuestra vida, para liberarnos, para ser más autónomas emocionalmente.

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